Orígenes
Johann Joachim Winckelmann,
a menudo llamado "el padre de la arqueología".
Con el deseo de recuperar las huellas del pasado se pusieron en marcha
expediciones para conocer las obras antiguas en sus lugares de origen. La que
en 1749 emprendió desde Francia el arquitecto Jacques-Germain Soufflot,
dio lugar a la publicación en 1754 de lasObservations sur les antiquités de
la ville d'Herculaneum, una referencia imprescindible para la formación de
los artistas neoclásicos franceses. En Inglaterra la Society of
Dilettanti (Sociedad de Amateurs) subvencionó campañas
arqueológicas para conocer las ruinas griegas y romanas. De estas expediciones
nacieron libros como: Le Antichitá di Ercolano (1757-1792)
elaborada publicación financiada por el Rey de Nápoles (luego Carlos III de España), que
sirvieron de fuente de inspiración para los artistas de esta época, a pesar de
su escasa divulgación.
También hay que valorar el papel que desempeñó Roma como lugar de cita
para viajeros y artistas de toda Europa e incluso de América. En la ciudad se
visitaban las ruinas, se intercambiaban ideas y cada uno iba adquiriendo un
bagaje cultural que llevaría de vuelta a su tierra de origen. Allí surgió en
1690 la llamada Academia de la Arcadia o
Arcades de Roma, que con sus numerosas sucursales ocoloniae por
toda Italia y su apuesta por el equilibrio de los modelos clásicos y la
claridad y la sencillez impulsó la estética neoclásica.
La villa romana se convirtió en un
centro de peregrinaje donde viajeros, críticos, artistas y eruditos acudían con
la intención de ilustrarse en su arquitectura clásica. Entre ellos estaba el
prusiano Joachim Winckelmann (1717-1768),
un entusiasta admirador de la cultura griega y un detractor del rococó francés;
su obra Historia del Arte en la Antigüedad (1764) es una
sistematización de los conocimientos artísticos desde la antigüedad a los
romanos.
En Roma también trabajaba Giovanni Battista Piranesi (1720-1778);
en sus grabados, como Antichitá romana (1756) o Las
cárceles inventadas (1745-1760), y transmite una visión diferente de
las ruinas con imágenes en las que las proporciones desusadas y los contrastes
de luces y sombras buscan impresionar al espectador.
El trabajo está cargado de simbolismo: la figura en el centro representa
la verdad rodeada por una luz brillante (el símbolo central de la iluminación).
Otras dos figuras a la derecha, la razón y la filosofía, están rasgando el velo
que cubre verdad.
La Ilustración representaba el deseo de
los filósofos de la época de la Razón (filosofía) por racionalizar todos los aspectos de
la vida y del saber humanos. Vino a sustituir el papel de la religión (como organizadora de la existencia del hombre)
por una ética laica que ordenará desde entonces las relaciones humanas y
llevará a un concepto científico de la verdad.
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